En la psicología, aplicamos esta teoría para mentalizarnos de que nuestras acciones repercuten más allá de nosotros/as. Podríamos decir que este efecto puede motivarnos a realizar pequeños cambios orientados a conseguir el estilo de vida que tanto deseamos y lograr un completo bienestar psicológico.
"El aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un huracán al otro lado del mundo"
Por ejemplo; decidir ir a un evento puede hacer que nos encontremos con un viejo amigo, dicho encuentro puede provocar que vuestra relación de amistad reviva. Hacer un comentario al que nosotros/as no le damos importancia sobre el aspecto de una persona puede hacer que esta se sienta mal y cambie dicho aspecto.
Todos estos ejemplos pueden hacernos ver la importancia de las pequeñas acciones. Al fin y al cabo, estas son las que conforman nuestra realidad.
Muchas personas para encajar o ser aceptados por la sociedad se ven obligadas a cambiar su comportamiento y ajustarlo a lo que se cree “normal” o lo que es socialmente aceptado.
Muchas personas para encajar o ser aceptados por la sociedad se ven obligadas a cambiar su comportamiento y ajustarlo a lo que se cree “normal” o lo que es socialmente aceptado. Muchas personas no experimentan las relaciones y emociones de la misma manera que la mayoría de la población. Algunas sufren de discriminación o son objeto de burla por no comportarse o sentir lo que se podría considerar normal. Y es por esta razón, que esas personas pueden llegar a sentir que no encajan y es ahí cuando se recurre al MASKING.
En psicología el término masking significa ponerse una máscara neurotípica, es decir camuflarse o adaptar la conducta de uno mismo a lo socialmente esperado en cada momento.
El masking puede ayudar al individuo a prevenir el acoso escolar o el mobbing en el trabajo, incluso permite tener un mayor éxito social. Sin embargo, a largo plazo puede acarrear consecuencias serias para la salud mental. Estos son algunos de los problemas en los que se puede derivar el masking:
- Episodios de ansiedad.
- Desgaste psicológico y agotamiento.
- Disociación.
- Cuadros depresivos.
Es importante recordar que ir acudir a terapia no es un signo de debilidad, sino que es una forma valiente y saludable de poder abordar tus problemas.
Tratar de minimizar los problemas de alguien, juzgar la decisión de esa persona por ir a terapia o sugerir que la persona lo puede superar por sí mismo puede resultar muy perjudicial.
En lugar de todo eso, es mejor apoyar y animar a alguien que está buscando ayuda profesional si lo necesita.
Vamos a enlistar frases que son comúnmente usadas hacia personas que acuden a terapia y no debes decirlas:
- ¿Todavía sigues con ese tema? Ya debías haber superado eso.
- ¿Por qué no puedes resolver tus problemas tú solo?
- ¿No puedes hablar con un amigo en lugar de pagar tanto por una terapia?
- “No estás tan mal como para ir al Psicólogo”
